domingo, 14 de febrero de 2010

Claroscuros persas

Tres días atrás se cumplieron los 31 años de la llamada Revolución Islámica en Irán. Las causas de la misma se originan en la corrupta y brutal monarquía autoritaria del Sha Mohammad Reza Pahlevi. El fracaso de la Revolución Blanca iniciada en 1963, que se propuso modernizar aceleradamente la vida social y económica de Persia, es, sin duda, el motivo principal (podemos agregar también, la corrupción rampante y la represión de la temible policía política, la SAVAK) de la Revolución Islámica. La cual fue iniciada por un lado, por el clero de la ciudad sagrada de Qom, donde estaba (y está) la elite sacerdotal y; por la izquierda, representada por el Tudeh (comunistas) y el Frente Nacional (socialdemócratas).

El grueso de la prensa mundial creyó por entonces, que se trataba sólamente de una Revolución de inspiración religiosa, pero la presencia crucial de la izquierda relativiza el asunto. Sin embargo, 2 años de años, ya podemos hablamos de una verdadera islamización de la Revolución. El clero, liderado por el Ayatollah Ruhollah Khomeini, pronto se encargará de cargarse cruelmente, de sus viejos compañeros revolucionarios más democráticos, laicos e izquierdistas. Las promesas iniciales de una democracia, quedaron truncas. El régimen no pasa a ser una teocracia como malinforman muchos. Se tratará de una "hierocracia", es   decir, el gobierno de una casta sacerdotal. Concepto grato acuñado por Max Weber, por cierto.

El primer fracaso de la revolución fue el de construir una democracia. El segundo fue su intento de exportar la revolución. Esto fracasó por 2 cuestiones simples: En primer lugar, los iraníes pertenecen abrumadoramente a la corriente duodecimana shiíta del islam, que no representa más que el 10,12% de la umma (la comunidad musulmana toda). La conversiones intraislámicas son muy infrecuentes. La revolución sólo tuvo eco al sur del Líbano y menor medida, en Bahrain. En segundo lugar, en septiembre de 1980, Saddam Hussein decide, con anuencia yankee, atacar Irán. Este apelará entonces también al nacionalismo para sumar apoyo interno.

Durante el período de la Guerra Irán-Irak (que durará 8 años), el clero consolida su poder interno e instituyen juzgados islámicos que desatan una feroz persecución contra izquierdistas, sindicalistas, homosexuales, ateos y todo aquel que desafíe el poder clerical. El papel del clero en enviar niños-soldados contra las tropas irakíes es uno de sus actos más repudiables.

La vieja burguesía corrupta aliada al Sha, en gran parte se exilió y ahora el poder económico será el clero, que para colmo prohibirá la existencia de sindicatos. El poder económico de antes y de ahora, al igual que la Venezuela Chavista, no pudo cambiar su matriz productiva, ya que el petróleo, en ambos países, representa el 90% de las exportaciones.

Entre los aspectos positivos de la Revolución tenemos una mayor democracia que en tiempos del Sha (aunque aún falta mucho), la mujer fue mucho más integrada al mercado laboral (a pesar de la policía religiosa) y también en la educación (hay más universitarias que universitarios), el analfabetismo bajó drásticamente y la política exterior no es dependiente de ninguna potencia. La energía nuclear se justifica por una simple razón: la energía nuclear no sirve sólo para atacar, su principal razón de existencia es su poder disuasorio. Sino pregúntenle a Kim Jong Il.

Aunque no lo parezca, la sociedad iraní es en la región la que tiene mayores pautas de consumo y comportamiento occidentales. Les propongo pispear fotos de algun joven facebooker iraní. Una gran porción de la población, como se vio en las últimas elecciones presidenciales ¿fraudulentas? exige una mayor flexibilidad social. Los candidatos reformistas son cada vez más populares, en especial entre los jóvenes. Las persecuciones a los dirigentes y manifestantes son cada vez mayores. La Contrarrevolución democrática está por verse.

Quienes más critican la República Islámica, son los mismos 2 países que el 19 de agosto de 1953 decidieron, Operación Ajax mediante, derrocar a Mohammad Mossadegh. La Revolución por entonces, hubiese sido nacional, democrática, popular y laica.

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