martes, 28 de diciembre de 2010

Carlos Andrés Pérez, de la fiesta a la tragedia

Serán coincidencias o no. En fin, pero los dos últimos caudillos de la democracia renga bipartidista venezolana (la Era del Punto Fijo) decidieron morir ambos en Navidad, con un año de diferencia. Hace un año fue Rafael Caldera, ahora le tocó al Gocho, es decir, a Carlos Andrés Pérez. De hecho, en 1974, Pérez lo sucedió a Caldera en la presidencia.

Nacido en el futbolero estado de Táchira, desde adolescente le prendió la política. Ingresando en 1937 en el Partido Democrático Nacional (luego conocido por todos como la Acción Democrática), fundado por el poeta Rómulo Gallegos y el influyente Rómulo Betancourt. A los 25 años ya fue elegido diputado nacional por Táchira durante el breve interregno de transición democrática de la primer presidencia de su padrino político, R. Betancourt (1945-1948). Vendrán luego, un golpe de estado más 6 años de la dura dictadura del payasesco Marcos Pérez Giménez. Allí Carlos Andrés deambulará exiliado por varios países de América Latina. Hasta que vuelve al país para participar del derrocamiento del dictador y firmar el mentado Pacto de Punto Fijo. Para entonces, tendrá mayor relevancia en la dirección de la Acción Democrática. Se convierte, en efecto, en la mano derecha de Betancourt. Y de hecho, a los pocos meses de iniciada la segunda presidencia de éste último, se convertirá en Ministro del Interior. En ese puesto no le temblará el pulso para los asesinatos, las torturas y otro tipo de persecuciones a la izquierda, que estaba entonces, legalmente proscripta.

Luego de Betancourt, volverá al Congreso Nacional y como dirigente ya, de primera línea de la Acción Democrática. En 1973 gana las elecciones presidenciales a Lorenzo Fernández con el 48%, bajo el slogan "el hombre que camina". Su campaña será pionera en el uso del marketing político en su país. Ante la subida abrupta de los precios internacionales petróleo declarada por la OPEP, Carlos Andrés toma su medida más inolvidable, nacionaliza el petróleo y funda PDVSA. Si ahora es Bolivariana, entonces fue Saudita. La pobreza baja niveles insospechados. la clase media y media alta, vuela por todo el mundo, y se gasta todo. Ni deme uno ni dos, deme tres. Se hace múltiples obras de infraestructura, pero todas, con enormes, gigantes sobreprecios en favor de la Patria Contratista local, llamada entonces Los Doce Apóstoles ("San Pedro" era el magnate Gustavo Cisneros). La fiesta fue inolvidable también, hasta Peter Sellers lo hubiese afirmado. Se importaba absolutamente todo. Toda esa lluvia de petrodólares fue destinada al consumo masivo y desvergonzado. Toda esa presidencia fue eso. Linda, hermosa para vivir, pero toda fiesta grande tiene sus costos. La deuda externa empezó a crecer exponencialmente en la segunda etapa de su presidencia. Y toda esa abundante masa de dinero no se volcó en ningún momento a un desarrollo productivo perdurable.

En cuanto a política internacional, Pérez abandonó la restrictiva Doctrina Betancourt (sólo se establecían relaciones diplomáticas con democracias burguesas) y se abrío primero a sus socios de la OPEP y luego al bloque comunista, estableciendo fluidas relaciones con Cuba, la URSS y la República Popular China. No faltaron algunos que otros discursos más o menos antiimperialistas. Claro, el petróleo todo lo podía.
Su sucesor, Luis Herrera Campins, en su discurso inaugural dijo que heradaba un país hipotecado. Y tenía razón. Y es más, la hipoteca también la pagará, en parte, Carlos Andrés en su regreso de 1988.

Rememorando los tiempos festivos, la población lo volvió a elegir en el ´88. Esta vez no habrá fiesta alguna y los precios del petróleo no van a ser tan amables como antaño. Debido entonces a una inflación creciente y una terrible crisis de deuda y fiscal. Es así que pronto convocará a los inefables y siempre equivocados economistas del FMI. ¿Qué le recomendarán estos? Sí, adivinaron. Ajuste a fondo e insensible. Es así que en febrero de 1989 anuncia el famoso ´Paquete Económico´ que rebajará salarios, expulsará empleados públicos y lo más importante, aumentarán drásticamente los precios del combustible y el transporte. Es así que, desde las barriadas marginales de Caracas,  nace el inolvidable y violento Caracazo. Saqueos, protestas y disturbios en todos lados. Carlos Andrés activa el Plan Ávila, que permite la actuación de las FF.AA en situaciones excepcionales de desorden civil. Y la tragedia sucede, en 48 horas son asesinadas alrededor de 350 personas. Tampoco los torturados y los desaparecidos faltarán a la cita. Desde hace décadas que Venezuela vivía una situación violenta. Punto Fijo estaba sentenciándose a si mismo. Hay que decirlo, pero el Chavismo con toda su impronta militarista (que es mala y contraproducente) nunca llegó al paroxismo de asesinar 350 personas y en sólo 2 días.

Luego vendrán los intentos golpistas de febrero y noviembre de 1992, dónde Chávez pasará a la posteridad. Y finalmente, es destituido por juicio político. Siendo el primer caso de un presidente democrático latinoamericano. La destitución se debió, on the record, al simple afano de fondos públicos. Lo cual era cierto, pero también era cierto con los anteriores presidente y aún más con su anterior presidencia. Pero la verdadera causa de su destitución es política. La mitad de su partido le da vuelta la cara con su proyecto de descentralización de los estados (provincias), que hasta entonces eran elegidas a dedo por el presidente. Así como rodearse de tecnócratas neoliberales apartidarios que provocaban tensiones en el seno de sus compañeros de ruta partidaria. De la presidencia a la cárcel y de ahí al arresto domicialiario.

Ya liberado creará un minúsculo partido nuevo con el que, temporalmente, obtendrá una banca senatorial. De allí partirá al autoexilio debido a los posibles procesos judiciales que habrían de abrir por los crímenes del Caracazo. Morirá sólo y olvidado hasta por sus compañeros. No faltarán quienes hoy lo extrañen, pero bueno, así funciona la memoria. A veces, es más lindo recordar la fiesta que la tragedia

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